No hubo ‘tiki-tiki’ en la Copa. Ni contra la ‘U’ de Chile en los dos partidos, ni contra Palmeiras en el Campus, y tampoco con Nacional en el Gran Parque Central.
JOSÉ MASTANDREA
Carrasco mostró otra faceta. Plantó a "su" River como suelen plantarse los equipos en la Libertadores. Con marca, con jugadores corpulentos, y experientes,
Podrá gustar o no. Pero ese cambio mantuvo al equipo en un alto nivel competitivo, y logró los objetivos que se había trazado. Pasó la primera fase y sigue invicto en su grupo ante clubes y equipos que lo superan en plantel y en poderío económico.
River es La Cenicienta de la Copa, y así lo asumió el entrenador, cambiando de punta a punta el estilo y su forma de encarar los partidos. Nadie le reclamó nada. Al contrario, los hinchas darseneros, están agradecidos por el presente en la Libertadores y por el dinero que ingresó a las arcas del club.
Carrasco mostró madurez. Y también capacidad para el cambio. No se ató a su sistema ni al lirismo de salir a jugarle "de igual a igual" al Barcelona de Messi, Suárez y Neymar, como lo hubiese hecho hace años. Hoy tiene los pies en la tierra. Vale.
Desde el Arco